La casa del algodón by Eva García

La casa del algodón by Eva García

autor:Eva García [García, Eva]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ficción moderna
ISBN: 9788412650914
editor: Editorial Agua
publicado: 2023-01-15T00:00:00+00:00


Una apacible sonrisa me reconfortó el alma. Eran, sin duda, mis mejores amigos en la ciudad… No estaba sola.

* * *

Rodrigo, era comandante de la Real Armada Española, había estado fuera por varios años. No era hermano de sangre de Andrés. Rodrigo era hijo único, se había quedado huérfano con siete años, cuando sus padres murieron aplastados por un terrible terremoto que asoló la ciudad destruyendo su casa y sus vidas. Su nuevo hogar fue el orfanato donde destacó por su entereza y su buena disposición al trabajo. Entre sus tareas estaba acompañar cada mañana al párroco a limpiar el altar. Hubo, un día en particular, más trabajo de lo habitual, por culpa de las intensas lluvias había vencido un trozo del tejado inundando todo el frontal de la iglesia. Cuando Rodrigo se dirigía hacia el altar para retirar los cubos desbordados de agua resbaló en la escalera golpeándose vigorosamente en la cabeza.

En los últimos bancos de la iglesia estaba don José García, el padre de Andrés, como cada jueves había ido a la iglesia en busca de consuelo. Estaba rezando en un absoluto y devoto silencio, arrodillado con la cabeza apoyada en sus manos. No lograba reponerse de la pérdida de su hijo menor, el hermano de Andrés, que había muerto aquejado por una extraña enfermedad que le arrancó la vida en menos de una semana. El sufrimiento por la pérdida le había envejecido notablemente, la zona frontal izquierda de su cabello había quedado cubierta por las canas.

El estruendo de la caída lo estremeció, al levantar la mirada quedó atónito, al ver a un niño en el suelo, inmóvil, a su lado estaba el párroco que trataba de reanimarlo sin éxito, había empezado a rezar en voz alta con su mirada fija en el altar.

—Señor, Padre Celestial, ten piedad de esta alma inocente. Te ruego en tu bondad infinita… te lo ruego… No te lleves a Rodrigo. Ten misericordia, Señor, ten misericordia, Señor…

Don José se levantó angustiado en dirección al altar para ver qué pasaba. Interrumpiendo las oraciones del párroco.

—¿Qué ha ocurrido, padre? —dijo mientras se arrodillaba para tomarle el pulso al niño.

—Dios Bendito —dijo—: gracias a Dios que está usted aquí, don José. ¡Haga algo por Dios, haga algo!

Comprobó que el corazón del niño aún latía, lo cogió en brazos y se dirigió apresuradamente hacia la puerta para buscar un médico, fue en ese momento cuando Rodrigo, aún inconsciente, dijo en un suspiro de voz apenas imperceptible:

—Padre, llévame a casa… Padre, no me dejes nunca más, llévame a casa.

Don José se lo llevó a su casa y con permiso del párroco inició los trámites para acogerlo como uno más de la familia. Rodrigo tenía ocho años, dos menos que Andrés, y desde ese primer día se hicieron inseparables.

A mi llegada a casa de Andrés estaban todos expectantes por ver al invitado de honor. Cuando el comandante hizo su entrada en el salón hubo un gran alboroto.

Rodrigo, a pesar de lo joven que era, tenía el cabello cubierto casi



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